Foto: Imágenes de Google
-Relato breve por J. Winston Pacheco
Percibió en la mirada felina de la mujer un furioso torrente de amor y deseo.
Estaba alucinado, y sin pensarlo más, la sujetó por los hombros y la atrajo hacia sí besándola con voracidad.
Palpó aquel amado rostro con ternura infinita. Sus dedos agarrotados se deslizaron por la dorada cabellera, como si se aferrara con desesperación a una última esperanza.
Entonces los enfermeros lo sujetaron con fuerza descomunal, evitando que agrediera a la joven doctora que hacía la revisión de rutina. Acto seguido lo llevaron a rastras al aposento hermético del Sanatorio Siquiátrico en el que había permanecido los dos últimos años.
Estaba alucinado, y sin pensarlo más, la sujetó por los hombros y la atrajo hacia sí besándola con voracidad.
Palpó aquel amado rostro con ternura infinita. Sus dedos agarrotados se deslizaron por la dorada cabellera, como si se aferrara con desesperación a una última esperanza.
Entonces los enfermeros lo sujetaron con fuerza descomunal, evitando que agrediera a la joven doctora que hacía la revisión de rutina. Acto seguido lo llevaron a rastras al aposento hermético del Sanatorio Siquiátrico en el que había permanecido los dos últimos años.
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