Hace pocos días, en la continuación de la campaña política previa a las elecciones internas de los partidos políticos a efectuarse el próximo 18 de noviembre,pasó por la ciudad de Comayagua-ciudad en la que resido- la denominada Caravana de la Victoria "Jorge Aldana" del partido Libertad y Refundación (LIBRE), brazo político del Frente Nacional de Resistencia Popular, la organización de masas surgida a raíz del derrocamiento del presidente constitucional Manuel Zelaya Rosales por el golpe de Estado de junio 2009.
Al paso de la numerosa fila de vehículos, alguien en medio de la multitud me recordó el aciago día en que el ex presidente Zelaya pasó por Comayagua en ropas de dormir, sometido por los militares, y desde la base aérea de Palmerola, ubicada a pocos kilómetros de esta ciudad, fue reducido por la fuerza en un avión y desplazado a San José de Costa Rica. En Tegucigalpa, mientras tanto, los conspiradores se hacían con el poder por la fuerza de las armas y violentando las leyes a su antojo. Paralelamente, los medios corporativos a su servicio iniciaban una campaña de manipulación informativa cuyos exponentes más patéticos fueron la presentación en el Congreso Nacional de una falaz "renuncia presidencial", supuestamente firmada por el mandatario derrocado, documento evidentemente falsificado con febril desatino por los conspiradores; y por otra parte, la difusión del descabellado concepto de una "sucesión constitucional" con la que trataron vanamente de encubrir las verdaderas causales y propósitos de la asonada.
Esta vez, un Zelaya Rosales sonriente y emocionado ante el indiscutible respaldo popular, conducía una camioneta de color azul negro, en la que viajaba la candidata de consenso del partido Libre, doña Xiomara Castro de Zelaya, quien igualmente emocionada, saludaba y abrazaba a las multitudes delirantes que se le acercaban para decirle apuradamente unas breves palabras, patentizarle su adhesión, entregarle un ramo de flores o simplemente tocar sus manos mientras el auto avanzaba. En el vehículo también viajaban dos periodistas emblemáticos: Esdras Amado López, propietario y director de Cholusat Sur, Canal 36 y David Romero Elner, director de los noticieros de Radio Globo y del programa "Interpretando la noticia". Ambos comunicadores, víctimas de brutal represión durante el mandato del usurpador Roberto Micheletti Baín.
Lo que ocurre en Honduras en la actualidad en el campo político tiene mucho de épico, si observamos objetivamente la conducta del pueblo en resistencia. Tradicionalmente, los partidos políticos liberal y el nacional (ambos conservadores) han realizado y aún realizan sus concentraciones de campaña invirtiendo en ello millones de lempiras para abastos, logística, movilización y regalías para activistas y asistentes, dinero cuya procedencia es desconocida, sin embargo, se sabe que en gran parte es extraído del erario público cuyos altos titulares disponen de partidas manejadas a discreción. Estos altos cargos comúnmente se lanzan tempranamente como aspirantes presidenciales, aprovechándose como es de suponer de sus posiciones privilegiadas. En el partido surgido de la resistencia popular la metodología es diferente, el pueblo mismo ha impuesto las variantes. Todo se hace con el voluntariado, imponiendo una conducta ética sorprendente en un país en el que la corrupción política ha sido la constante a lo largo de más de un siglo. La solidaridad es la herramienta del pueblo, y nace de la unidad de acción y de propósitos. Para el el pueblo la refundación del país no es una simple consigna o una utopía. Tal como ocurrió en las calles en los tiempos de la dictadura o en la presente administración saturada por figuras señeras del golpe de junio 2009, el pueblo que se mantuvo en las calles por años, sufriendo toda suerte de violencia y represión, única vía con que la dictadura trató de aplacar el repudio popular ante el rompimiento del orden constitucional, hoy mantiene la decisión de resistir frente a las medidas de fuerza y brutalidad, como ante la promulgación de leyes arbitrarias que lesionan derechos humanos y constitucionales, promueven la indefensión jurídica y la calamidad económica impuestas por la administración de Porfirio Lobo Sosa. No es un mito que el pueblo enarbola en la bandera de LIBRE, este nuevo y pujante partido politico surgido de su entraña, sus ideales por el cambio radical de las injustas estructuras del Estado decadente.
De nada ha servido la campaña de manipulación mediática orientada, primero, a minimizar la resistencia popular, y luego a desdibujar las figuras emblemáticas del ex presidente Manuel Zelaya y de la candidata presidencial por consenso del partido Libertad y Refundación doña Xiomara Castro de Zelaya. El pueblo, en su inmensa mayoría, entiende la desesperación y el miedo de los sectores golpistas ante la manifiesta decisión popular de encaminar a la nación por un rumbo radicalmente diferente, distinto al rumbo de desverguenzas, corrupciones, manipulaciones , postergaciones y violencia vividas y sufridas a lo largo de más de un siglo de confrontación partidista.
Habiendo superado hasta hoy el pueblo en resistencia, todos los valladares que sus adversarios han levantado a lo largo de este proceso de lucha y organización pacífica, no es nada aventurado pensar que esos oponentes, desesperados por la contundente evidencia de un pueblo decidido a establecer cambios profundos en las anquilosadas estructuras económicas, políticas y sociales del país, recurran en última instancia a adoptar decisiones tan descabelladas como la del propio golpe de Estado de junio 2009, o, en el mejor de los casos, acciones fraudulentas para burlar la voluntad popular, cosa que hundiría a la nación en una crisis de proporciones inimaginables y de resultados indudablemente caóticos. No obstante esa sospecha, el pueblo sigue avanzando en su proceso, confiado en que al final se impondrá en las urnas su decisión incontrovertible.
Podría asegurarse que el pueblo ha asumido su propio valor, y le ha dado la espalda para siempre a quienes por intereses oscuros tergiversaron su voluntad en el pasado.
Finalmente, cabe hacer una acotación contundente: el pueblo hondureño no es partidario ni de la violencia ni de los extremismos ideológicos. A lo largo de su historia ha sido reducido por sus propios liderzuelos a una condición de ignorancia, sumisión e incapacidad para remontar el circulo férreo en que se le ha aherrojado, en un Estado diseñado para favorecer a unos pocos privilegiados, Pero ese pueblo que vive y palpita en esta pequeña nación centroamericana, conceptualizada- hoy por hoy- como una de los más peligrosas y corruptas del planeta, se muestra decidido a enseñar al mundo su auténtica esencia y su determinación inquebrantable de cambio. Esa determinación la expresa con su alegría, con su espontaneidad, con su solidaridad y su valor a toda prueba.
Apologizar sobre esa singular conducta popular sería, además de vano, insuficiente. Es mejor dejar que los ojos de propios y extraños, aprecien la contundencia de las imágenes del vídeo que ilustra este comentario.
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