Este artículo lo publiqué por primera vez en mi Blog CIUDAD DE LETRAS (http://blogs.enplenitud/ciudaddeletras.com)
el 27 de octubre del año 2009, durante la dictadura entronizada por la fuerza a
raíz del golpe de Estado de Junio 28 del mismo año. Forma parte de la selección
de comentarios de mi libro “Golpe de Estado en Honduras. Selección de
comentarios de mi blog Ciudad de Letras” publicado como libro virtual por
wobook. com, y del cual preparo una segunda edición para lectura y/o
descarga gratuita, con licencia Creative Commons.
Por cumplirse el 28 de septiembre un aniversario más
de los sucesos aquí narrados, he considerado oportuno republicar este
comentario.
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Premio ONDAS, Cadena Ser. España
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En la madrugada del 28 de septiembre, como acostumbro
hacerlo antes de levantarme, sintonicé Radio Globo para enterarme de las
informaciones del día, escuché las voces de los periodistas David Romero Elner
y Rony Martínez leyendo algunos reportes noticiosos y comentando los sucesos
que habían tenido lugar en las horas anteriores. De pronto Rony Martínez con
voz trémula advirtió:
- ¡Vienen los soldados, don David, vienen hacia acá!
- ¿Vienen?..¡Déjelos estar, sigamos en lo nuestro!-
repuso Romero con aparente tranquilidad.
Romero Elner, tratando de mantener la mayor compostura
continuó leyendo las noticias. Fueron momentos de angustia vividos tanto por el
personal de Radio Globo como por la numerosa audiencia que a esa hora
sintonizaba la emisora. Era la segunda vez que los atacaban las fuerzas
represivas del régimen golpista, en la primera, el 28 de junio, día en que se
ejecutó la asonada político-militar, el periodista Romero Elner escapó por
segundos de ser atropellado por los represores, Rony Martínez y otros miembros
del staff no corrieron con igual suerte.
De pronto, Romero Elner se interrumpió y dijo más o menos
lo siguiente:
-Pueblo hondureño: en este momento los militares y la
policía están rompiendo los portones del edificio Villatoro ( en el que funciona
Radio Globo) ¡Escuchen…escuchen! (se oyeron los golpes) ya vienen para acá.(Se
escucharon de pronto los acordes del corrido Jefe de jefes del
conjunto mexicano Los tigres del norte, ,
shssssssssss….shssssssss,y,,,silencio)
El régimen golpista había silenciado el principal símbolo
de la libertad de expresión en Honduras en materia radiofónica, después se supo
que arrasó igualmente con los equipos de Cholusat Sur Canal 36 y su emisora
filial “La Catracha”.
Yo recordé en ese momento que dos días antes, en un
noticiero de mediodía de Radio Globo, se presentó el abogado Mauricio Torres
Molinero con una noticia sombría: el régimen estaba planeando atentar contra
Radio Globo y Canal 36, quería silenciarlos, ya estaba por publicarse en el
diario oficial “La Gaceta” el decreto que suspendía las principales garantías
constitucionales. El régimen usurpador anhelaba que los grandes medios corporativos
afines al golpe, fuesen los únicos que funcionaran normalmente, en una evidente
estrategia encaminada a manipular al pueblo para que concurra a las elecciones
del 29 de noviembre. Esas elecciones,preparadas como están en este momento, son
cruciales para el régimen, con ellas piensa lavar las ilegalidades urdidas para
ejecutar el golpe militar y a la vez sostener el statu quo.
Una semana antes, el ingreso subrepticio del presidente
Manuel Zelaya, produjo por un lado el reforzamiento de los sectores de la
Resistencia, con manifestaciones multitudinarias que tuvieron su punto de
partida en la Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán, por otro lado,
el regimen de facto urgido por acallar la protesta popular cada vez más
vigorosa, recrudeció las medidas de represión policial militar, estableció el
toque de queda y cerró los aeropuertos del país con el fin de evitar el ingreso
de funcionarios internacionales considerados no afines al régimen.
En términos generales el ambiente hondureño era por esos
días de alta tensión.
Desde mucho antes, pero especialmente a partir del
derrocamiento del presidente Zelaya, Radio Globo vino destacándose como la
emisora del pueblo. A través de ella, los sectores opuestos al rompimiento del
orden constitucional expresan sin embozos su protesta. De modo que en una forma
natural el pueblo agrupado en la resistencia fue identificando a la emisora
como “Su voz” y a sus periodistas y locutores como sus legítimos orientadores.
Con esa intuición propia de los pueblos que de pronto se
ven sumidos en una crisis de alcances insospechados, el pueblo comenzó a
establecer comparaciones entre la labor objetiva de Radio Globo y el tipo de
labor comunicativa, evidentemente manipulada, de los medios de comunicación
afines al régimen usurpador. Y vislumbró entonces que mantener en el aire “su
emisora” significaba una cuestión tan vital como la existencia misma de la
resistencia en las calles. De modo que por lógica elemental, supo que en la
misma forma en que la resistencia ha sido reprimida por el régimen, su medio de
comunicación estaba expuesto a sufrir- quien sabe con que grado de brutalidad-
el acoso del gobierno golpista.
En consecuencia, cada vez que desde Radio Globo se alertó
sobre la posibilidad de un asedio policial o militar a sus instalaciones, ahí
estuvo el pueblo, sirviendo de escudo o de barrera para impedirlo.
Radio Globo permaneció silenciada por 22 días, aún pende
sobre ella, y sobre otros medios independientes, un acuerdo ejecutivo ilegal y
arbitrario que solo puede surgir de las entrañas de una dictadura falaz e
intolerante. Aún no se le han devuelto los equipos confiscados por la tiranía
en la última incursión. En el interin, difundió por la Internet y le fue
otorgado el respetable Premio Ondas de Radio Barcelona y la Cadena Ser como la
mejor emisora de iberoamérica.
En Honduras el pueblo ya le otorgó otro premio: el
galardón inmarcesible de ser Su emisora por derecho propio, en
un ejemplo de unidad de destino y compenetración pueblo-medio de comunicación,
como no he visto otro a lo largo de mi vida.
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