Al igual que en otros países, el 23 de abril se celebra en Honduras el Dia del Idioma Nacional.
Cuestión extraordinaria ésta del lenguaje, que nos permite expresar nuestras ideas y sentimientos por medio de signos convencionales sonoros y perfectamente comprensibles.
Comunmente en mi país la ocasión se ha aprovechado para exaltar a los grandes escritores y sus obras, partiendo en este caso, de españoles universales: Miguel de Cervantes Saavedra, Lope de Vega, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Gustavo Adolfo Becker, en fin...¿Quién que ama las letras no tiene a la mano alguna anécdota interesante de su primer encuentro con las obras de estos gigantes de la literatura? Pocos, sin duda.
Luego el recuento de los grandes escritores de nuestra América mestiza, José Martí, José Asunción Silva, Rubén Darío, Jorge Luis Borges, Neruda, Onetti, Lezama Lima, Asturias, Cortázar, Fuentes, Donoso, Carpentier, García Márquez y tantos más que han colocado en el estrado del mundo el imaginario sorprendente de nuestra cultura negro-indo-americana.
Y llegamos a los de Honduras, quizás menos conocidos a escala planetaria, pero no por ello menos grandes: Juán Ramón Molina, Froyln Turcios, Rafael Heliodoro Valle, Ramón Amaya Amador, Oscar Acosta, Roberto Sosa, por sólo citar algunos de los más representativos.
Finalmente, los grandes hombres de letras de esta bella tierra en que resido, la Comayagua histórica y cultural por antonomasia, la de los viejos y soberbios templos, la de los museos antiquísimos, la Comayagua de las filas de caserones de vieja arquitectura que el frontón ostentan el signo de la cruz de Ramón Ortega, el poeta de la angustia; la de la arena fatigada y la noche sangrada de calvario de Antonio José Rivas, el poeta filósofo: y la de la arcilla, greda, grava, cal y arena de Edilberto Cardona Bulnes, el bardo anacoreta.
Si no fuese porque en el presente se vive en mi país una situación irregular, de imperio del temor, de farsa política y ausencia total de justicia, la fecha sería propicia para extendernos en un tema tan trascendente como este del idioma, pero no queremos escribir por escribir, con un sentimiento de perplejidad oprimiéndonos el alma y crispando nuestras manos. Preferimos detenernos aquí, con el perdón de los lectores, hasta mejores tiempos.
Este artículo, con breves modificaciones, fue publicado por primera vez en este blog CIUDAD DE LETRAS/enplenitud,com, el 23 de abril 2010.
No hay comentarios:
Publicar un comentario